APAS, 29-03-2013
Es así como perciben algunos vecinos en el norte de
Honduras el despliegue de una base militar estadounidense en Mosquitia, hace
dos años, y que modificó los hábitos de los indígenas.
El silencio
de la jungla se rompe con el ruido de los helicópteros. Las actividades
tradicionales de la población, tales como la caza y la pesca, ahora se ven obstruidas
por la nueva situación. “La verdad, esto
es un problema. Porque esto cambia el panorama y la misma seguridad de
nosotros. En ciertas zonas las comunidades no pueden circular libremente,
porque te ponen límite de no cruzar. Entonces, eso para nosotros es un problema
grave”, explica Norvin Goff Salinas, presidente de MASTA (organización
indígena del pueblo misquito).El descontento con la presencia estadounidense en
el país llegó a su cenit en mayo pasado, después de una redada contra el
narcotráfico. El operativo, que contó con la asistencia de un grupo de
efectivos norteamericanos, dejó un saldo de 4 civiles muertos, entre ellos
mujeres. Meses después, algunos activistas hondureños dieron la voz de alarma
afirmando que, próximamente, Washington planea abrir otra base militar en
Honduras que podría convertirse en la mayor en toda América Latina.
“Los EE.UU. tienen previsto (aunque no
se ha hecho público) instalar una enorme
base, en la plataforma marítima precisamente. Nosotros hemos denunciado que
esta base (que nadie dice nada, que todo está en silencio), también amenaza a los pueblos hermanos.
EE.UU., hay que recordar, siempre ha usado a Honduras como una plataforma para
invadir a otros pueblos hermanos, como sucedió en los 80 contra Nicaragua. Esta
vez podría ser Venezuela”, expresa Berta Cáceres Flores, coordinadora
general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras
(COPINH).
La primera
instalación militar norteamericana en territorio hondureño se desplegó en los
años 80 en Palmerola y la segunda se erigió en Mosquitia en 2010 bajo el
propósito de frenar el narcotráfico. Las autoridades hondureñas ya se han
apresurado a desmentir la información sobre la apertura de una nueva base en su
territorio y califican de meras especulaciones estos rumores.
Cabe
recordar que en una entrevista, el presidente de Honduras, afirmó que no sabía “absolutamente nada” de la posible
instalación de una nueva base militar estadounidense en el norte de su país.
Entre tanto,
esta cuestión preocupa a numerosos analistas políticos de diferentes países.
Muchos de ellos creen además que los intereses de Washington en Centroamérica
van más allá de las cuestiones meramente del ámbito de la seguridad.
“Las bases militares de EE.UU. son la representación viva del monopolio
neocolonial que sigue ejerciendo EE.UU. en aún una buena parte de América
Latina. La necesidad de estas bases y en general la necesidad del reforzamiento
del control político, económico, militar de EE.UU. sobre determinados gobiernos
de esta región, como es el caso de Honduras, hoy es aún más importante para
EE.UU. En primer lugar, porque se siguen fortaleciendo estructuras
supernacionales de integración de la región, alternativas al dominio de EE.UU.,
como es el ALBA o UNASUR”, dice el periodista José
Manzaneda.
Una
situación complicada que no siempre se puede apreciar a primera vista, sobre
todo por aquellos habitantes que viven lejos de estas bases militares. Algunos,
ante el desconocimiento del grueso de la situación, miran con buenos ojos este
tipo de cooperación con los estadounidenses.
“Para nosotros es bienvenida la base militar norteamericana aquí, en
Honduras. Para nosotros son bien llegados acá”, dijo una hondureña, mientras otro ciudano comentó: “No le veo ningún punto ni a favor ni en
contra. Siempre hay posibilidad de que podamos estar bien defendidos por parte
de Estados Unidos”.
La presencia
militar norteamericana en Honduras sigue siendo un tema controvertido. Mientras
que unos abogan por la necesidad de intensificar la colaboración con los
Estados Unidos, otros consideran que sus bases amenazan la idiosincrasia de los
pueblos indígenas, y además podrían provocar la desestabilización de toda la
región.
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