Consuelo Uranga, “La Roja”, La Comunista
Jesús Vargas en A Contracorriente
con Luis Hernández Navarro
09
febrero, 2017
El periodista Luis Hernández Navarro recibe al historiador Jesús Vargas para conversar sobre libro más reciente acerca de la vida de una de las expulsadas de la historia de México: Consuelo Uranga, "La roja", quien fuera militante comunista y luchadora social por los derechos de las mujeres.
Jesús Vargas publica biografía de la militante de izquierda al cumplirse 40 años de su muerte.
Fue pionera para el reconocimiento del voto femenino, fundadora del Partido Comunista Mexicano y participante en la organización de sindicatos mineros de su natal Chihuahua.
Revalora historiador y rescata del olvido a Consuelo
Uranga
La Roja ha sido dejada fuera
de la historia de México, indica el investigador en entrevista con La
Jornada
Carlos Paul
Periódico
La Jornada
Sábado 11
de febrero de 2017, p. 2
Consuelo Uranga nació en el
pueblo de Rosales, Chihuahua, en 1903 –que en ese año tenía unos 2 mil
habitantes– y murió en la Ciudad de México en 1977, un día después de haber
cumplido 74 años.
Ella fue una mujer
sobresaliente, pionera del voto femenino, militante de izquierda antidogmática
y sin prejuicios, que se adelantó a su tiempo.
Uranga se distinguió por su
inteligencia y arrojo, su enorme capacidad para comunicarse, descifrar y
apreciar los problemas y anhelos de los trabajadores, así como por su
inquebrantable constancia en las luchas político-sociales del pueblo de México.
Sin embargo, su figura “ha sido dejada fuera de la historia de
México”. Su nombre sólo es reconocido por las feministas del país y entre
algunos viejos comunistas, explica el historiador e investigador Jesús Vargas
Valdés en charla con La Jornada.
Autor del libro biográfico Consuelo Uranga: La Roja, publicado por Nueva Vizcaya
Editores, Vargas se propone con ese trabajo revalorar y rescatar del olvido la
figura y las luchas en las que participó la solidaria militante, de cuyo
fallecimiento se cumplen 40 años.
Como activista, explica el
historiador, Consuelo participó en la campaña electoral de José Vasconcelos,
fue pionera para el reconocimiento del voto femenino y fundadora del Partido
Comunista Mexicano (PCM); en la organización de sindicatos mineros de su estado
natal, su encuentro con David Alfaro Siqueiros e Ignacio Asúnsolo fue
determinante para que tomara la decisión de trasladarse a la capital del país.
Luchó al lado de los
trabajadores petroleros de Veracruz y Tabasco, distinguiéndose como una de las
organizadoras de la huelga y de la constitución del mismo sindicato. Apoyó a
las brigadas españolas republicanas que recorrieron el país solicitando
solidaridad, durante la Guerra Civil española.
Luego de su expulsión del
Partido Comunista Mexicano, junto con Valentín Campa y Hernán Laborde, quienes
fueron vinculados injustamente con el asesinato de León Trotski, fundó –con
ellos– el Partido Obrero Campesino de México.
Consuelo Uranga
en 1929, durante la campaña vasconcelista. Imagen incluida en el libro.
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Participó activamente en la huelga minera y caravana de
Nueva Rosita, en 1951, en la campaña electoral en favor de la candidatura de
Miguel Henríquez Guzmán y en las posteriores protestas por el fraude electoral.
Estuvo presente en la masacre de la Alameda Central, en 1952, perpetrada por el
Ejército Mexicano, que reprimió un mitin. También apoyó a Rubén Jaramillo. En
1968, Uranga participó en las manifestaciones del movimiento estudiantil.
De modo metafórico, apunta
Vargas:
“…digo que el Partido Comunista Mexicano la expulsó de
éste y de alguna manera también la expulsó de la historia. Consuelo pertenece a
una generación de mujeres activistas mexicanas como Benita Galeana y Nelly
Campobello, quienes sobresalieron por su compromiso social. No fue una
dirigente en el sentido convencional del término, sin embargo, supo descifrar
perfectamente las claves del comportamiento de la gente donde quiera que se
encontraba. No fue dogmática, ni admitía los prejuicios de la izquierda. Fue
una verdadera revolucionaria, no sólo como militante del partido, sino también
como madre y mujer. Nunca reclamó para sí misma ningún reconocimiento. Fue una
mujer a la que relegaron porque no se disciplinó frente a las consignas que el
PCM recibió en su momento de la Unión Soviética”.
Esta biografía de Uranga contó
con el apoyo documental y el aval de su hija Valentina Campa, concluye Vargas
Valdés. Integra un breve cuento, un ensayo escrito por Uranga, sobre cuando,
huyendo, el presidente Benito Juárez, dejó en custodia el Archivo de la Nación
a los pobladores de Congregación, Hidalgo, comunidad de Coahuila, y el discurso
que pronunció con motivo del Día Internacional de la Mujer en 1965.
“Espero que el libro provoque entre los jóvenes la
inquietud por conocerla, especialmente entre las investigadoras comprometidas
con el rescate del nombre y trayectoria de las mujeres importantes del país,
entre quienes Consuelo no fue una rojilla
más, sino quizá la más roja y la más entrañable”.
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