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Entrevista de Liliana Zaragoza sobre el proyecto Mirada Sostenida de las Mujeres de Atenco

La historia no es una memoria estática. (Primera Parte)


28 junio, 2012


 

Para B.G. al mismo tiempo que la palabra me hunde puede romper las distancias. Porque la mirada, sosteniéndola, permite apalabrarse y caminar juntos.
Toda memoria que no signifique una enseñanza viva no vale para nada. Si no sirve para evitar la impunidad, no sirve para nada.
Antonio Lavalón “La administración de la memoria”

Liliana Zaragoza Cano es una fotógrafa que cambia constantemente el gesto. Muy serio cuando se mencionan aspectos relacionado con el origen del  proyecto “Mirada sostenida” y la convivencia con las mujeres que lo componen; muy relajado si le hago preguntas directas sobre los aprendizajes que este camino recorrido le ha dejado. Lo cierto es que esta entrevista acompaña, nace, de un proyecto fotográfico que cuestiona e indaga en terrenos muy sutiles, lo hace con la vida de 12 mujeres que tienen como punto de encuentro el haber estado presentes el 3 y 4 de mayo en Texcoco y San Salvador Atenco (ambos municipios del Estado de México) al mismo tiempo que la estructura gubernamental desplegaba todo su aparato represivo contra un proyecto de defensa de la tierra. Liliana aborda estos terrenos tan complejos desde la mirada, la sostiene y la provoca en cada una de las mujeres que retrata, en esta entrevista nos explica de qué manera se llevó a cabo este proceso.

Al comenzar con el nacimiento del proyecto Mirada Sostenida Liliana nos dice inmediatamente que:

Es parte de una búsqueda larga, de un proceso que se va definiendo que no es una construcción hecha ni dada por sí misma, es un proyecto que se ha ido construyendo no sólo con una inquietud o un planteamiento mío sino con las voces mismas de todas las chicas involucradas y con toda la gente que te va dejando permear en el camino. A mí, estas mujeres, me parecía desde el principio, tenían una mirada muy intensa. No sólo porque por ser un caso duro necesariamente tienen que estar endurecidas, me parecía que había una cicatriz muy clara; muy clara no quiere decir que evidente, sutilmente clara. Había una opacidad en algunos ojos, había otros como muy brillosos pero una tristeza muy fina. Lo que a mí me sacudía era sostenérselas, nos mirábamos de repente -por el tiempo este que estuve en el Pro (Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C.) y que comencé a conocerlas- me parecía que tenían una energía, algunas, tan densa como aceite, así como acercarte y sentir aceite pero a la vez te daban ganas de quedarte ahí; no sabía qué pasaba, qué estaba sucediendo aquí, no había una agresión como tal, no tenemos un conflicto, ni siquiera nos conocemos pero por qué te dan ganas de correr y quedarte al mismo tiempo, ¿qué pasa? Obviamente esas preguntas las estoy diciendo en 3ra persona, pero a mí, Liliana, me sacudió en un primer momento ver a los ojos a Italia. Fue la primera, la primerita con la que dije “¿qué pasa aquí, qué es esto, por qué me hace que se me estremezca todo?” No conocía la mitad de los testimonios, o sea, sabía el caso perfectamente, me dolía… en su momento me enteré, me costó mucho trabajo todo lo que sucedió en Atenco, como ponerlo en un lugar de mi propia construcción de la historia de mi país, de mi vida, de mí, como muchos otros conflictos, no es el único. no es que Atenco sea una de mis razones de búsqueda ni de investigación, pero sí la parte de mi ser mujer, me sacudió después de todos estos años que han pasado de Atenco, este encuentro con Italia, a ella nada más me la presentaron en un pasillo del Pro, yo llegaba apenas a trabajar ahí, sabía que íbamos a acompañar la denuncia social que ya se venía acompañando desde que se inició la denuncia jurídica

-El proyecto surge o empieza a nacer sin que tú te des cuenta a partir del efecto que te produce ese momento, ese encuentro….

-Con la parte de Comunicación lo platiqué tantito y con Jackie (Jaqueline Sáenz), la abogada del caso: qué imponente es esta mujer (Italia) y qué intensa es la diferencia que tienen entre todas, tantas historias tan distintas, después de ese día pensé “si me va a tocar a mí retratarlas, de nuevo, y acompañar todo este círculo de confianza alrededor de la denuncia social, ¿cómo le haría?”. Y nunca lo pensé como parte de mi trabajo en el Pro, o sea, simplemente dije “me dejó inquieta esta mujer, estoy con las tripas revueltas, no sé qué está pasando aquí, me sacudió; qué tremendo sería retratarlo, sería muy difícil, ¿qué estoy viendo en ella, qué estoy viendo en mí? “Me estaba poniendo en conflicto mi trabajo.

Ya pensándolo hacia mí, esa mujer (Italia) me movió algo. A los tres días -y aquí es donde empieza- la cosa que hizo click fue encontrar como esa sutil cicatriz ahí bien presente: estaba vestida, tapada hasta el cuello, hacía poquito frío, leve, pero estaba tapada hasta el cuello. Cabello larguísimo y yo veía que casi no había cuerpo descubierto, me llamó mucho la atención toda su expresión. Que era súper participativa pero a la vez súper reservada y me hacía como algo, algo me costaba ahí. Y los ojos, me parecían como opacos, muy opacos, muy chava para estar con unos ojos tan opacos.

A los tres días termino descubriendo un café, la Karakola, me detuve pasar un ratito antes de trabajar, y me encuentro con esta otra chica que estaba viendo los videos de la liberación de los presos de Atenco, estaba recientísimo eso. Ella prepara el café, me llama mucho la atención que parecía que prácticamente se había hecho toda su ropa sola. Traía en la cabeza la sensación de lo que me había pasado, de reflexión sobre mí misma y luego veo a esta chica en la que toda su expresión corporal era como un trabajo de reapropiación, se notaba que tenía una postura política clara. Le noté el acento y pensé que era una chica que viene en solidaridad como brigadista internacional y todo esto, movida por estas cuestiones de autonomía. Platicando me dijo que sí estaba cercana al tema de Atenco y hablamos sobre la liberación, le conté dónde estaba trabajando yo. Ella no habló demasiado pero a mí me llamó mucho la atención su timidez,  a la vez platicaba pero de pronto ponía distancia física  aunque estaba atendiéndome. Supuse que a lo mejor estaba empezando a agudizar mi ojo con formas de expresión de soberanía del cuerpo. Me estaba llamando la atención por qué me estaba encontrando a chicas que tenían una presencia tan fuerte, que eran tan opuestas. Se notaba que había un trabajo ahí y tenían esa particularidad como una marca. Jackie me cuenta que a la chica del café, Cristina Valls, aquel 4 de mayo, la detienen y enseguida la deportan y mantiene desde entonces la denuncia internacional. No está junto con la denuncias de las mexicanas pero sí está muy cercana a lo simbólico de la lucha social aunque ella está relacionada ahora en cuestiones de justicia alternativa, en otro tipos de proceso más latinoamericanos.

Pensé mucho en estas mujeres, similares en edad y que tenían unas historias tremendas. Me puse a leer los testimonios, me puse a ver quién era cada una, me puse a investigar y no aguanté lo que leí, pero empecé a buscar por qué sostenía la mirada, me pregunté que me hacía que yo sí se las sostuviera; al mismo tiempo estaba buscando retomar la foto porque en algún tiempo me concentré en otros procesos y no me estaba buscando a través de las fotografía.

Retomé la foto a raíz de todo lo que pasó con las defensoras de derechos humanos como Marisela Escobedo, como a finales de 2010. Comencé a hacer fotorreportajes para el Pro. Entonces le empecé a entrar al tema de la memoria como no lo había hecho antes y no lo había identificado como tal, empecé a ver que a mí lo que me está moviendo mucho mis fibras, era el resignificar la propia memoria y a partir de un proceso muy interior  poder reconstruir la historia en la que habitas. La tuya, la de tu círculo, la de tu país, la de tu ser mujer, todas las historias. Entonces empecé a ir definiendo dónde quería adentrarme ahora, porque lo que he hecho con fotografía siempre tiene que ver, en el  fondo, con temas o muy sociales o súper personales con resignificaciones de quién estoy siendo en este momento, quién es mi generación, cuáles son los vínculos de reconexión entre esos, por ahí iban las historias pero no había cachado que el de la memoria me estaba permeando todo, entonces empecé a darme cuenta de eso y ya traía como más ritmo con lo de la foto, me sentía fluyendo. A lo que me remitió mi reflexión fue el hecho de que no bajaran la cabeza: es un proceso súper cansado, súper repetitivo eso de estar dando la cara siempre. Con ellas a lo mejor puedo empezar a ver si les late que a partir de mirar sin mirar, se pueda contar otra forma, que se pueda reescribir de una manera distinta, no qué sucedió en todo Atenco, cuál fue el conflicto, porque yo no me metí a eso, para mí era cómo cada una ha elegido vivir este proceso. ¿Tú cómo le hiciste para seguir siendo, para decir estos sueños son míos, de esta manera me recupero, este cuerpo es el que puedo seguir habitando?” esa parte es la que a mí me interesaba y esa parte es la que quise intentar acercarme a través de la fotografía.

Mi trabajo de derechos humanos, en muchos sentidos, nunca ha partido de la parte militante, ni siquiera me siento una activista, esos son términos que me hacen sentir ajena, aunque he sido activa políticamente. No es que eso no lo identifique pero no es la forma en que lo hago, creo que ahora más que nunca, la única manera en que yo me puedo parar frente a un hecho enteramente violento es a través del arte, no es a través, únicamente, de la comunicación o las otras cosas en las que he estado involucrada, cosas que me encantan y las tengo hechas carne  a mí lo que me interesa es cómo puedes sacar eso, reapropiar otros espacios cómo puedes hacer que sea algo mucho más libre .

No es solo la foto una de las formas que me interesaba, aquí hay mucho de entrevistas, hay mucho de conexiones de encuentros, no fue, vamos a hacer unas fotos y ya. La propuesta fue decirles a las chicas lo que me interesa resaltar  que se trataba de conocer porque ustedes sostienen la mirada y porque les gustaría explorar, mirarse siendo miradas, porque no quieren ser exhibidas solamente.

Para tomar las fotografías, con cada una fui a lugares muy diferentes, hay unos más fuertes que otras en cuanto a la implicación de los espacios. Creo que es otra la forma en la que se presentan: sigo siendo esta, pero desde mi digo quien soy y desde este espacio en que me siento segura y que quiero volver a intervenir, desde este espacio puedo compartir otra cosa, otra cosa de mí; hasta su palabra es diferente como la pronuncian.

-Y tú de alguna manera también estabas en este proceso ahora que dices que regresabas a la fotografía. Supongo, tú me dirás, que tú misma estabas  regresando a la fotografía en un espacio que te tenía segura.

No sé si segura pero siempre ha sido una cosa complementaria, no secundaria, en mis formas de reafirmar mi palabra, la figura de la palabra. Regresé porque tenía una necesidad de callarme más y crecer los ojos; a mí se me da bastante bien la comunicación, puedo hablar horas, me gusta escribir, se me dan esas formas, pero cuando hago foto creo que es de los pocos momentos en los que puedo hacer síntesis, que me queda muy claro como conjuntar un muchas cosas sin tener que ponerle algo extra, es como si fuera un momento de meditación, contemplativo. Nunca es nada más querer decir algo que vi, que me interesa poner, siempre me estoy sintetizando más cosas, estoy  sosteniéndome a la vez la mirada de algo que me está inquietando de mi misma a través de esto y no siento que me estoy aprovechando de una situación. Si tú no te encuentras en el espacio en que te estás buscando, para crear algo, entonces yo no sé para qué serviría hacer fotografía. Puede ser la foto más increíblemente bien expuesta, la iluminación bien bonita, la estética impecable y yo nunca estuve ahí.

-Me interesa mucho esta relación que hay entre la fotografía, la mirada, la capacidad de síntesis, aunque no en el sentido de simplificar…

-Ni dejar de hacer, ni de reconocer la complejidad que tiene…

-Claro de plantear la complejidad tal cual...

Yo creo ahora que lo que me plantea la foto desde otro tiempo es…me atraen las sutilezas me interesan mucho más los detalles bien contados, como las pistas, porque me interesa de fondo la construcción de conocimiento, cómo vas a dar algo totalmente ya hecho, estás invitando a que sean parte de una construcción, eso a mí me interesa con la foto y con la vida.

No es dar las cosas por hecho, ni me gusta que las den por hecho conmigo y me encanta el tema de la construcción colaborativa, creo en lo colectivo y creo mucho y también esta cosa enlaza con el tema de porque al final sí decidir que el proyecto salga on-line antes que físico: tiene que ver también con las oportunidades, con considerar el tiempo que me llevó respetar procesos: el mío propio y el de las chicas; yo tuve unos picos emocionales tremendos por cualquier cantidad de razones y también era respetar eso, cómo me iba a acercar con ellas cuando yo estaba…

Creo que esta vez el concepto mirada,  para mi está como muy obvio si haces foto  y piensas que vamos a hablar de miradas. Tiene más que ver con acercamientos, cuando tú ves algo es cómo tú estás registrando, estas captando cosas, estas identificando empiezas a contornear una realidad, eso es ver, estás viendo, cuando tu contemplas estas agudizando lo que estás viendo y hasta le estas como dedicando volumen, le das otra dimensión pero cuando tu miras me parece que es la decisión, el momento de decidir acercarte y dejarte ser tocado, no sólo es que tu vas a tocar. Cuando miras te estas dejando tocar y eso ya implica otra cosa porque eso implica que hay una posibilidad de encuentro y esa es lo que a mí me interesa, aquí no es otra cosa sino una búsqueda de una conexión profunda, de un encuentro que puede permitir otras formas de acercamiento a un problema que no solamente fue de ellas, de las mujeres.

-Mucha de la gente que se ha acercado, sobre todo a estas mujeres más visibles -bien dices que hay gente que se ha reservado mucho- durante estos seis años los testimonios, las fotografías, las entrevistas son sobre todo muy de tratar de sacar la mayor información de ellas sin que la persona que entreviste también se deje interpelar por la propia historia que le están contando…

Es que está muy centrado en ¿qué te paso?, vamos a registrar y vamos a documentar que es lo que paso, cómo vamos a darle sustento de credibilidad. Es distinto mi interés, yo ya sabía qué paso y quizás no tengo todos los detalles pero a mí me interesa mucho más quiénes quisieron seguir siendo, porque una cosa es quienes fueron antes, otra cosa quiénes son. No están predeterminadas a ser alguien en concreto, no son mujeres que le pertenecen a Atenco- algunas, por lo menos las que participaron en este proyecto- ninguna es de ahí. No por este hecho, le pertenecen ni a un colectivo, ni a una organización, ni a los compañeros militantes, no son las mujeres de, si convergen en una represión, si convergen en que a todas ellas les tocé  este tipo de violencia ejercida por el Estado, no quiere decir que por eso ya son un grupo, ni que están de acuerdo, ni que son iguales, ni que se plantean una posición política similar y esa es la riqueza tremenda que yo veo en lo que pueden reconstruir.

-¿Por qué varias dijeron que sí cuando otras habían dicho que sí?

-Mira nunca he escuchado esa parte de sentirse obligadas. Sí hay varias que ni siquiera se caen bien pero ni siquiera cuando lo dicen lo dicen de una manera poco respetuosa, o sea, siempre es un aceptar en qué están y mantener lo de la denuncia juntas. Desde las distintas formas de participación se trata de no restar fuerza a un proceso. En eso creo que todas están ahí, son las ganas de que pueda incidir en algo muy pesado. A alguna la va a reparar si en algún momento la Corte Interamericana dice: el Estado mexicano fue responsable. A algunas les va a reparar, a las que de verdad creen que por ahí va la cosa. Creo que a todas les simbolizaría tremendo, pero no necesariamente se trata de una lucha ganada. Creo que la parte más fuerte para todas es cómo afirman a la vida a través de decidir ser para sí mismas. No son parte de, ni la historia de, reconocen lo que sucedió pero no son hijas de Atenco. Varias de ellas ni siquiera tenían algo que ver, ni con el FPDT (Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra), trabajaban en el mercado de Texcoco y las subieron; algunas incluso entraron a sus casas y las agarraron. No todas tenían que ver con este movimiento, que quede claro, porque luego hay quien cree que todas estaban manifestándose pacíficamente. No. Incluso a los niños que agarraron, a la gente que tenía algún tipo de discapacidad… no fue así, agarraron parejo porque era una estrategia para desmovilizar, para generar miedo.

El punto, creo, es, sí hay un esfuerzo muy consolidado en  que mantengamos la palabra, mantengámosla, pronunciémosla para que exista, que no se borre. Lo importante para mí, lo que me conmueve es cómo creer en la palabra que camina, cómo mantener eso. No importa las que no quieren dejarse ver, no importa porque de fondo ahí están. Son muchas las formas en que puedes mirar. A mi me pone contenta si es que se motivaron con una propuesta, porque me pudieron haber dicho: ¿Sabes qué morra? Que chido que te interese pero a lo mejor nada más dos decían que sí. Al final de las doce, las doce dijeron que sí, esto fue un gran proceso. Con todo este proyecto van casi dos años.

Continuará…
 
 
La historia no es una memoria estática. (Segunda Parte)


14 marzo, 2013


 

Esta es la segunda parte de la entrevista realizada con motivo de la presentación de este proyecto:

Aquí hay mucho de entrevistas, hay mucho de conexiones de encuentros con tiempo, no fue, ir a hacer fotos y ya, la propuesta fue “miren chicas a mí lo que me interesa resaltar es el tema de porque ustedes sostienen la mirada y porque les gustaría explorar, mirarse”.

Con cada una fuimos a lugares diferentes, “no iba a ser una reparación del daño pero era una especie como de reconciliación con lo que cada una querían decir de sí mismas” y pues sí hay unas más fuertes que otras en cuanto a “la implicación de los espacios, pero creo que es otra la forma en la que se presentan: sigo siendo esta  desde este espacio en que me siento segura y quiero volver a intervenir, y desde este espacio puedo compartir otra cosa de mí, hasta su palabra es diferente como la pronuncian”.

-Y tú de alguna manera también estabas en este proceso. Supongo, ahora tú me dirás, que esto coincide y embona bastante bien, tu misma estabas como regresando a la fotografía, a un espacio que te tiene segura..

No sé si segura pero siempre ha sido una cosa complementaria en cuanto a mis formas de reafirmar mi palabra, la figura de la palabra. Ni siquiera había demasiado conflicto en el tiempo en que decidí, pero regresar fue muy poderoso, fue porque tenía una necesidad de callarme más y crecer los ojos, a mí se me da bastante bien la comunicación, puedo hablar horas, me gusta escribir, se me dan esas formas, bailo mucho, pero “cuando hago foto creo que es de los pocos momentos en los que puedo hacer síntesis, me queda muy claro como conjuntar muchas de cosas sin tener que ponerle más, es como si fuera un momento de meditación, contemplativo y también un viaje para entrar bien hondo. Nunca es nada más querer decir algo que vi, que me interesa poner, siempre es un “estoy  sosteniéndome a la vez la mirada de algo que me está inquietando mi misma. Puede ser la foto más increíblemente bien expuesta, la iluminación bien bonita, la estética impecable y yo nunca estuve ahí.

-Me interesa mucho esta relación que hay entre la fotografía, la mirada, la capacidad de síntesis pero no síntesis en el sentido de simplificar…

Ni dejar de hacer, ni de reconocer la complejidad que tiene…

-Claro de plantear la complejidad tal cual..

Ahora creo que lo que me plantea la foto desde otro tiempo es: me atraen las sutilezas, me interesan mucho más los detalles bien contados como las pistas, porque me interesa de fondo la construcción de conocimiento, como no vas a dar algo totalmente ya hecho, estas invitando a que sean parte de una construcción. Eso a mi me interesa con la foto y con la vida.

No es dar las cosas ni las doy por hecho ni me gusta que las den por hecho conmigo y me encanta el tema de la construcción colaborativa creo en lo colectivo y también  que esta cosa enlaza  con el tema de porque, al final, sí decidir que salga online antes que físico. Tiene que ver también con las oportunidades, el tiempo que me llevo respetar procesos, el mío propio y el de las chicas.

Esta vez el concepto miradas está muy obvio, tiene más que ver con acercamiento, cuando tú ves algo es como tú estás registrando, estas captando cosas, estas identificando, empiezas a contornear una realidad, eso es ver, estás viendo, cuando tu contemplas estas agudizando lo que estás viendo y le estas como dedicando volumen, le das otra dimensión pero cuando tu miras me parece que es la decisión, el momento de decidir acercarte y dejarte ser tocado, cuando miras te estas dejando tocar y eso ya implica otra cosa porque eso implica que hay una posibilidad de encuentro y eso es lo que a mí me interesa, aquí no es otra cosa sino una búsqueda de una conexión profunda de un encuentro que puede permitir otras formas de acercamiento a un problema que no solamente fue de ellas, de las mujeres.

-Buena parte de la gente que se ha acercado a estas chicas más públicas, han utilizado durante estos seis años los testimonios, las fotografías, las entrevistas, son sobre todo muy de sacar la mayor información de ellas sin que la persona que entreviste también se deje interpelar por la propia historia que le están contando.

Es que está muy centrado en ¿qué te paso?, vamos a registrar y vamos a documentar qué es lo que paso, cómo vamos a darle sustento de credibilidad. Mi interés fue distinto, yo ya sabía lo que había pasado y quizás no tenía absolutamente todos los detalles, pero a mi me interesaba mucho más quienes quisieron seguir siendo, porque una cosa es quienes fueron antes, otra cosa, quienes fueron después, me molesta el asunto de si son o no son de Atenco, no son mujeres que le pertenecen a Atenco; por lo menos las que participaron en este proyecto, ni una sola es de Atenco, ninguna es de ahí y no por este hecho le pertenecen ni a un colectivo, ni a una organización, ni a los compañeros militantes, no son las mujeres de…no, ni siquiera son ellas mismas un colectivo, si convergen en una represión, si convergen en que a todas ellas les toco este tipo de violencia ejercida por el Estado, no quiere decir  que por eso ya son un grupo, ni que están de acuerdo, ni que son iguales, ni que se plantean políticamente una posición política similar y esa es la tremenda riqueza que yo veo en lo que pueden reconstruir, porque también varias dijeron que sí porque las otras habían dicho que sí.

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